La última cena

«La Última Cena» de Berruguete, realizada hacia finales del siglo XV o principios del XVI, es una representación magistral del famoso episodio bíblico en el que Jesús comparte la última cena con sus discípulos antes de su crucifixión.

El cuadro se fecha aproximadamente entre 1495 y 1500 y las dimensiones del lienzo son de 189.55 × 330.84 cm, mientras que el marco mide 228.6 × 360.68 × 5.08 cm. La obra está realizada en temple sobre lino.

Una de las peculiaridades de esta obra es su composición, que difiere de otras representaciones convencionales de la Última Cena. Berruguete opta por una disposición más dinámica de los personajes, rompiendo con la simetría habitual y creando una escena más natural y fluida. Esto se puede observar en la disposición de los discípulos alrededor de la mesa y en sus gestos y expresiones, que transmiten una sensación de movimiento y emoción.

Además, Berruguete incorpora una serie de detalles simbólicos y narrativos que enriquecen la interpretación de la obra. Por ejemplo, presta especial atención a la expresión facial y el gesto de Jesús al momento de anunciar la traición de uno de los apóstoles, lo que añade tensión dramática a la escena. Asimismo, los gestos y las reacciones de los discípulos reflejan sus diferentes personalidades y emociones, lo que contribuye a la profundidad psicológica de la obra.

Otro aspecto notable de «La Última Cena» de Berruguete es su tratamiento de la luz y el color. El artista utiliza hábilmente la iluminación para destacar a Jesús como el centro de la composición, resaltando su figura y su rostro entre los demás personajes. Además, la paleta de colores cálidos y terrosos contribuye a crear una atmósfera íntima y serena que envuelve la escena.

Uno de los aspectos más destacados de esta pintura es su perspectiva, que otorga profundidad y realismo a la escena de la Última Cena. Cristo, en el centro de la composición, está representado de manera imponente, mientras que San Juan Evangelista, tradicionalmente descrito como el discípulo que se recuesta sobre el pecho de Jesús, parece servir de posabrazos en una posición que puede resultar hasta graciosa. A los pies de Cristo se presume la presencia de María Magdalena, quien intenta tocar los pies de Jesús, añadiendo un nivel adicional de emotividad a la escena.

La inclusión de Judas, quien se dispone a coger pan del plato de Jesús, es un detalle crucial que refleja el momento crucial de la traición, como se relata en el Evangelio de Juan (Juan 13:18). Los gestos de los personajes, especialmente las manos, añaden dinamismo y expresión a la composición, rompiendo la aparente calma de las expresiones faciales y sugiriendo tensiones y conflictos internos entre los discípulos.

En resumen, la «Última Cena» de Berruguete es una obra que combina hábilmente elementos góticos y renacentistas, destacando por su perspectiva, su expresividad y su capacidad para transmitir la complejidad emocional y espiritual de uno de los momentos más trascendentales en la vida de Jesucristo y sus discípulos.

El cuadro «La Última Cena» de Berruguete se encuentra actualmente en la colección del LACMA (Los Angeles County Museum of Art) en Los Ángeles. Este museo alberga una amplia variedad de obras de arte que abarcan diferentes períodos y estilos, y la obra de Berruguete es una de las destacadas dentro de su colección. El cuadro fue donado al LACMA por The Ahmanson Foundation (Fundación Ahmanson). Se encuentra catalogado dentro de la categoría de Pintura Europea, pero en este momento no está en exhibición pública.

La Piedad

La «Piedad» de Pedro Berruguete es una obra de notable importancia tanto en el contexto del Renacimiento español como en la trayectoria del propio artista. Realizada alrededor de 1480, esta pintura al óleo sobre tabla, conservada en el Museo Nacional de Escultura, ofrece una mirada profunda a uno de los temas más recurrentes en el arte cristiano: el duelo de la Virgen María por la muerte de su hijo, Jesucristo.

La composición de la obra es meticulosamente equilibrada, con la figura central de la Virgen María sosteniendo el cuerpo inerte de Cristo en su regazo, mientras las dos Marías la acompañan en su dolor. A pesar de los daños sufridos en el lado izquierdo de la pintura, la escena principal se mantiene claramente definida, destacando la intensidad emocional y la devoción de la Virgen.

Berruguete demuestra su habilidad técnica a través de un dibujo preciso y líneas definidas que delinean cada detalle de la composición. El uso magistral del color y las veladuras añaden profundidad y textura a la obra, mientras que la representación de la luz y las sombras contribuye a crear un efecto visual realista y conmovedor.

Además, la obra está imbuida de simbolismo religioso, como la presencia de la planta del diente de león, que remite a la muerte de Cristo y al derramamiento de su sangre, añadiendo capas de significado a la escena.

Se sugiere que la pintura pudo haber sido destinada a un pequeño oratorio debido a su tamaño y a la atención al detalle. La datación propuesta en torno a la década de 1480 sitúa la obra en un contexto artístico marcado por la influencia italiana y la búsqueda de expresión emocional en la representación religiosa, como se observa en otras obras contemporáneas, como el «Cristo Crucificado» del convento de Santa Cruz de Segovia.

En resumen, la «Piedad» de Pedro Berruguete es una obra que destaca por su belleza estética, su profundidad emocional y su rica iconografía religiosa. Representa un momento crucial en la historia del arte español y muestra el talento excepcional de uno de los artistas más destacados del Renacimiento en Castilla.